Ma-nor, Oda a la locura

FICCIÓN - CONSTRUYENDO SOBRE EL IMAGINARIO

Norma era la culminación del orden y el éxito del status quo. Su gusto por las leyes y la normativa en general, la habían llevado a estudiar abogacía, profesión que encarnaba con mucho éxito y que le había facilitado una vida de abundantes comodidades. Tenía una figura envidiable gracias a su rigurosa rutina de gimnasio (después de haber parido dos hijos y convivir más de veinte años al lado de un marido exigente, mantener una talla 4 no era pequeña cosa). Su personalidad amena y maleable según el contexto, la hacían una formidable y muy buscada amiga. Norma era a quien acudía la gente para escuchar un consejo seguro y predecible, alineado a lo establecido; nada de opiniones extravagantes, nada de controversia. Sencillamente sano juicio. Juicio sano. Juicio insano. Un día como cualquier otro, Norma desapareció. En un principio, su evanescencia fue muy comentada y existieron diversas especulaciones de lo que pudo haber pasado. Algunos recordaban que el día antes de desaparecer, ella insistía en que se llama Ma-nor, y no Nor-ma. Un par de personas aseguraron haberla visto en unos sueños muy locos y extremos, en donde los visitaba como un personaje de profundo aburrimiento que al invitar a la rebeldía, comenzaba a vibrar. Otros llegaron a creer que su marido le había hecho daño. No obstante, su ausencia no tardó mucho en ser considerada normal. Y la gente, hasta su familia, siguió viviendo su vida habitualmente, bajo la norma usual.

 

Por Christine Raine

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